El VI Simposio Internacional Avances en la enfermedad de Alzheimer, realizado el pasado 21 de septiembre, abordó distintos aspectos de la enfermedad, como su etiología, el papel de la genética, los factores de riesgo o los nuevos avances en su tratamiento.
“El conocimiento del origen de una enfermedad es clave para luchar contra ella de manera racional”, explicó en una rueda de prensa previa al encuentro Pablo Martínez Martín, uno de los dos coordinadores del simposio y director científico de la Unidad de Investigación del Proyecto Alzheimer de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (Fundación CIEN).
Según los expertos, la población con enfermedad de Alzheimer, que afecta a entre el 5 y el 7% de las personas mayores de 65 años y que puede llegar hasta el 20% entre aquellas que superen los 80 años, puede crecer hasta un 75% en los próximos 25 años si se mantienen las tendencias demográficas actuales. En España, uno de los países europeos que más casos de Alzheimer presenta, la prevalencia se sitúa en el 1,36%. A falta de un censo oficial, las estimaciones barajan entre 350.000 y 380.000 casos diagnosticados de la enfermedad. “Pero no diagnosticados puede haber muchos más”, ha puntualizado Blanca Clavijo Juaneda, presidenta de la Asociación Nacional del Alzheimer (AFALcontigo).
Uno de los mayores problemas en el abordaje de esta enfermedad es el diagnóstico precoz, ya que en el inicio sus síntomas pasan desapercibidos o se confunden con las consecuencias lógicas de la vejez. Además, según datos de AFALcontigo, en España se necesitan 7 meses desde que el paciente o su familia perciben los primeros signos hasta que se diagnostica la enfermedad.
El reciente descubrimiento de tres nuevos genes (CLU, PICALM y CR1) relacionados hasta en el 20% de los casos no hereditarios de la enfermedad (la causante de más del 95% de los casos), apoya la idea de la interacción entre un condicionamiento genético y una serie de factores de riesgo y protectores. “Por ejemplo, hoy sabemos que ser portador del gen de la apolipoproteína (APOEe4) incrementa el riesgo de padecer la enfermedad”, ha subrayado Martínez. Respecto a los principales factores de riesgo, Luis Agüera, investigador de la Unidad de Investigación Proyecto Alzheimer de la Fundación Reina Sofía, ha explicado que “ninguno es determinante, pero los más claros hasta ahora son la edad, ser mujer, la hipertensión arterial, una historia de traumatismos craneoencefálicos, episodios de depresión y poseer una de las variantes genéticas del APOE”.
Los expertos también están analizando los posibles factores protectores de la enfermedad, aunque todavía se mantienen cautos en relación a su efectividad. El ejercicio físico regular, la actividad cognitiva mantenida, seguir una dieta saludable, no fumar y mantener una vida social activa son las claves propuestas, “pero todos ellos son hasta el momento indicios, no pruebas”, ha repetido Agüera.
Los estudios actuales se basan en prevenir la aparición de dos estructuras en el cerebro de los pacientes de Alzheimer, las placas seniles y ovillos neurofibrilares, y en evitar la muerte neuronal que tiene lugar durante el proceso de la enfermedad. Sin embargo, según el doctor Martínez “una de las líneas de especial interés en el diagnóstico preclínico (antes de que la enfermedad comience a ser evidente) y específico”. “La previsión ideal es que se puedan identificar a los individuos en riego y que se pueda aplicar un tratamiento para impedir su desarrollo”, ha recalcado el coordinador del simposio.
Para el próximo año, los investigadores de la Fundación CIEN esperan comenzar una campaña de diagnóstico precoz para estudiar qué factores caracterizan a aquellas personas sanas que desarrollan demencia.
Fuente. SINC
0 firmas:
Publicar un comentario