Pequeña guía de supervivencia en las guardias

¡Cómo pasa el tiempo! En menos de un mes los nuevos residentes se incorporarán a nuestros hospitales y, aunque las dudas y las inseguridades son muchas, la mayoría de ellos están  preocupados por las guardias. ¿Cómo serán?, ¿las resistiré?, ¿sabré qué hacer?, ¿estaré solo?, etc.

Siempre que los "peques" me preguntan algo sobre la residencia, sale este tema como uno de sus mayores miedos. Así pues, sin pretender adoctrinar a nadie, me gustaría dar algunos consejos para todos ellos (podéis encontrar otros muchos en infinidad de blogs, y el consejo número uno sería que les echárais un vistazo a todos ellos para tener diferentes puntos de vista).  
Tened en cuenta, que todo variará un poco siempre en función de vuestro hospital y vuestra especialidad, pero hay una serie de cosas que me parecen importantes para todos.

1. Bajad vuestras expectativas. Por suerte, un servicio de Urgencias no es tan emocionante como nos hacen creer en las series de televisión (al menos no siempre...), así que no mantengáis un nivel de estrés mayor del necesario, pensad las cosas con calma y no busquéis tres pies al gato: lo más frecuente suele ser lo más común. No intentéis dar con diagnósticos rarísimos, generalmente no hará falta. Pensad que por cada caso "raro" atenderéis a 20 pacientes con afecciones comunes, así que prestadles atención y dejad las rarezas para cuando algo de verdad no os encaje. Del mismo modo, recordad que, por fortuna, las urgencias no son siempre emergencias: ¡¡priorizad!!

2. Aprended a sobrellevarlas... y a quererlas. Sí, vais a poder con las guardias: vais a poder estar sin dormir, incluso algunos tendréis que seguir trabajando al día siguiente (y lo conseguiréis), vais a ser capaces de encadenar una guardia con otra, y ésto lo haréis semana a semana, mes a mes, año tras año... ¡Todos lo hemos hecho! La gran mayoría de vosotros pasará la mayoría de vuestra residencia haciendo guardias (incluso algunos, será a lo que os dediquéis cuando terminéis), así que os aconsejo que no las cojáis con miedo, que no las vivais como algo negativo... Evidentemente, a unos nos gustan mucho más que a otros, peero vais a tener que hacerlas sí o sí, así que intentad ir con  una actitud positiva. Pensad que en las guardias se aprende mucho (a veces, donde más), así que vividlas como algo bueno para vosotros.

3. Asumid lo que podáis. Nadie espera de vosotros que el primer día manejéis a 5 pacientes a la vez, ni que asumáis los casos más complicados. Si queréis empezar llevando sólo un paciente a la vez, viendo las cosas más "banales" podéis hacerlo... de hecho, debéis hacerlo y mi consejo por encima de todo es que lo hagáis. La responsabilidad durante la residencia, sobre todo en  las guardias, debe ser progresiva, así que si os presionan con cosas complejas o con demasiada carga asistencial quejaros: sobre todo al principio debéis sentiros cómodos y confiados con lo que estáis haciendo.

4. Preguntad. Los adjuntos y los residentes mayores estamos para eso, así que preguntad hasta hartaros. Preguntad si lo estáis haciendo bien, si se os ha pasado algo por alto, si estamos de acuerdo con vuestra opinión, si os podemos explicar algo sobre esa patología, si cambiaríamos el manejo o tratamiento, si pediríamos más pruebas... Pero preguntad también qué estamos haciendo nosotros: qué pacientes estamos viendo, por qué hacemos lo que hacemos, si nos podéis echar una mano en algo... Preguntar es básico para aprender, y cuánto más preguntéis ahora menos tendréis que hacerlo en el futuro (cuando más se dará por hecho que debéis saber las cosas), así que no tengáis vergüenza y sed cotillas.

5. Dejaros ayudar. Claro, si nos preguntáis algo, escuchad lo que os tenemos que decir y hacednos caso... o no, pero dadnos una razón y discutamos sobre ello y los diferentes puntos de vista. Y ésto sirve también para decir que preguntar está bien, pero no lo mismo cuatro veces. Yo intento siempre explicar todo a los más pequeños, pero cuando el mismo residente me pregunta lo mismo guardia tras guardia, os aseguro que mi respuesta es cada vez mucho más escueta hasta que, al final, le recuerdo que eso ahora sí ya debería saberlo.

6. No olvidéis la parte técnica. Las guardias son una gran oportunidad para practicar todo tipo de punciones, exploraciones físicas completas, suturas, vendajes, poner vías y sondas... Aprovechad para hacerlo y mirar cómo lo hacen los demás.

7. Controlad el tiempo. Vale, todo lo anterior está muy bien, y como os decía al principio el ritmo de trabajo no es siempre tan acuciante como nos hacen creer. Pero estamos en Urgencias, y aunque a vosotros os pueda parecer que un paciente concreto no tiene nada grave, ni siquiera un motivo real por el que acudir allí, recordad que tal vez lleve muchas horas esperando y que, como él, otras tantas personas esperan en la salita y, entre ellas, algunas sí tienen el tiempo en su contra. No hay que ir con prisas, el paciente merece que os toméis el tiempo que cada uno necesite... ¡pero no más! Del mismo modo, intentad ahorrar el máximo tiempo pidiendo pruebas (tomáos un minuto para pensar y pedidlas todas juntas), no os durmáis escribiendo la historia clínica e intentad ir siempre al grano. A veces os será complicado, pero si aprendéis a controlar los tiempos y a organizaros, os aseguro que tendréis la sensación de que vuestras guardias serán mucho más relajadas.

8. Pensad si es necesario... ¿Es necesario pedir radiografía de tórax a todos los pacientes?, ¿venir a Urgencias significa salir con un pinchazo?, ¿esa medicación no puede administrarse por vía oral?, ¿ese ingreso no puede evitarse? En estos tiempos más que nunca hay que pensar que los recursos son limitados y hay que administrarlos bien, por no decir que podemos ahorrar muchas incomodidades a los pacientes si nos nos dejamos llevar por el "todo se vale".

9. Enfermería es vuestro mejor aliado. Siempre, pero más en Urgencias. No sólo saben un montón, sino que de muchas cosas saben mucho más que vosotros. Además, la mayoría del personal de enfermería de Urgencias suele ser fijo en el servicio, lo que significa que llevan trabajando con ése tipo de pacientes mucho más que vosotros. Si os dicen que corráis, corred. ¡No sabéis el ojo que tienen para ver que un paciente se complicará! Por no decir que, en la mayoría de hospitales, serán quienes os tengan que despertar de madrugada, así que portáos bien con ellas. Aprovechad también para que compartan sus parcelas de conocimeinto: diluciones, poner vías, curas... pequeñas cosas que nunca sabéis cuándo podéis necesitar.

10. Estudiad siempre que podáis. De verdad, me parece un consejo muy importante. Al final, tendréis muchos momentos de pausa: mientras esperáis el resultado de una prueba que no llega, las primeras horas del día de un domingo, las madrugadas tranquilas... Aprovechad esos momentos para repasar la patología que acabáis de ver, aunque hayáis atendido a 4 pacientes seguidos con lo mismo; o bien coged cualquier manual y estudiad una patología al azar, o coged los protocolos de vuestro hospital y memorizadlos bien o... ¡lo que sea! Maximizad lo que podéis aprender en una guardia.

11. Enseñad. Sí, aunque sea vuestro primer día, podéis y debéis hacerlo. Enseñad a los estudiantes que corran por allí pero, sobre todo, enseñad a los pacientes. La educación al paciente es algo básico y de lo que a menudo nos olvidamos los médicos, pero Urgencias puede ser tan buen lugar como otros para hacerlo. Siempre después de la visita (o después de hacer lo más importante), tomáos unos minutos para explicarle al paciente qué tiene, qué le vamos a hacer, por qué le estamos dando un tratamiento, qué deberá hacer en casa, cómo se puede complicar o no, si lo que le ha llevado allí se podría haber evitado.... También es importante educarle si, el motivo por el que ha venido, podía haber sido atendido de forma no urgente por su médico de primaria o en otro centro: no tengáis miedo a "reñir", siempre que lo hagáis desde el respeto.

12. Guardad un momento para vosotros y respetad todos los descansos. Sí, a pesar de todo lo anterior y muchas otras cosas. Os merecéis ni que sean unos minutos para vosotros, os merecéis descansar siempre que podáis, os merecéis cenar en 20 minutos mejor que en 15 (si el trabajo lo permite), os debéis sentar siempre que haya una silla libre... Sois personas que lleváis muchas horas trabajando, más las que os esperan, con un importante nivel de estrés mental y de exigencia, así que no os sintáis mal por cuidaros: pensad que ésto también favorece al paciente. No se trata de escaquearos, se trata de ser sensatos. Y, por supuesto, respetad las post-guardias.

13. Sonreíd. ¡Por favor, sed amables! Aunque os cueste, aunque os vayáis a estirar a las 5 de la mañana y a las 5:10 ya os estén llamando para atender a una chica a la que le duele un grano en la cara desde hace 3 días... Pensad que si acude a esas horas allí y espera a que la atendáis, es que para ella es importante, así que atendedla bien (aunque, volviendo al punto 11, después le expliquéis que por eso no se viene a Urgencias, y menos a esas horas). Sonreíd también a los abuelitos a los que atenderéis, a los familiares... Ellos no tienen la culpa de que no hayáis dormido, llevéis horas sin comer o se os acabe de morir un paciente. Os aseguro que, además, os sentiréis mucho mejor al acabar el día.

Podría seguir con muchos otros consejillos, pero ni quiero extenderme en exceso ni creo que haga falta. Sólo una última cosa, que creo que resume todo lo anterior: usad siempre vuestro sentido común. Si alguien quiere aportar alguna otra cosa, será más que bienvenido en los comentarios. Y mucha suerte a los que empezáis, ¡seguro que podéis con ello!

Las comparaciones no siempre son odiosas

Hace unos meses ya os hablé aqui de lo difícil que puede ser a veces para un médico estar al otro lado. Pues bien, como en mi casa vamos siempre de susto en susto, esta semana he vuelto a estar de hospitales... y he vuelto a ver cosas que no me han gustado nada.

Pero si bien en la otra entrada os hablé más de lo complicado que es intentar mantenerse al márgen, ahora me gustaría más centrarme en una sensación que no he cesado de tener estos días: ni yo lo hago tan mal, ni en mi hospital somos tan malos.

A veces, cuando trabajas en un hospital pequeño, acabas teniendo sin quererlo un cierto complejo de inferioridad... Sabes que las cosas se hacen bien, estás contento, pero como no tienes otra perspectiva que la tuya imaginas que en todos sitios las cosas son así. Si a eso le sumas que los hospitales más grandes no cesan de salir en los medios, de investigar, de publicar, etc, a veces caes en el error de pensar que, tanto ellos como tú mismo, tenéis razón al decir que ellos deben hacer las cosas bien, la Medicina allí se hace mejor. Se les llena la boca con palabras como excelencia, se les llenan las paredes con diplomas y premios, y tú acabas pensando que, a lo mejor, eso es lo que importa.

Pero de pronto aterrizas allí, en un hospital de los grandes, de los importantes, de los "buenos". Tienes a un familiar gravemente enfermo y, aunque les agradeces la rapidez del diagnóstico y la atención inicial, luego empiezan a sucederse una serie de errores, malas praxis y demás que te acaban hartando. Sin hablar de la atención al paciente, que deja bastante que desear, lo que de verdad te preocupa es que, durante más de 48h, un paciente inestable ni siquiera esté monitorizado. Te preocupa que, aunque tengas un diagnóstico y se haya iniciado el tratamiento, no se estén realizando el resto de exploraciones indicadas para completar el pronóstico y, tal vez, modificar el tratamiento. Y, entonces, a pesar de lo preocupada que puedas estar, te abstraes de pensar en que esa persona es un familiar, lo miras sólo como a un paciente: sabes lo que hay que hacer, y sabes que tú lo habrías hecho (porque lo haces cuando has tenido un paciente igual) y, sin quererlo, sonríes y piensas que lo estás haciendo bien.

Dejando de lado la indignación que pueda sentir porque mi padre no haya sido tratado correctamente en muchísimos aspectos, me complace gratamente ponerme una medallita: tanto a mí, como a mis compañeros; a mi hospital. Me complace saber que, a pesar de "ser pequeños", hacemos lo que hay que hacer cuando hay que hacerlo, nos preocupamos por más cosas que sólo lo puramente asistencial, ofrecemos en general una buena atención. Y entiendo ahora que mis pacientes, en general, se vayan siempre contentos. Entiendo que tantas horas de estudio, trabajo y esfuerzo merecen la pena y me doy cuenta, una vez más, de que trabajo en un lugar fantástico. En un lugar donde me están enseñando a hacer Medicina de verdad.

Pienso entonces en la numeritis del MIR y en la gente que elige plaza esta misma semana y me preocupa que se cieguen por el nombre del hospital, sin prestar atención a la calidad de lo que allí se ofrece. No de lo que se ofrece al residente, sino de lo que se ofrece al paciente que es, al fin y al cabo, quien importa en todo esto.

Un poco de arte...

Hoy os traigo una entrada muy especial y que, personalmente, me hace mucha ilusión compartir con vosotros.

Para los que no lo sepáis, J. es, además de un excelente pintor y restadurador de arte, un apasionado de la ciencia. Quizás por eso hace unos añitos, para su proyecto final, decidió crear una serie de cuadros sobre temas médicos. Mucho tiempo después, y como estímulo a que siga pintando, me ha permitido que comparta por fin sus trabajos con vosotros. ¡Así que aquí los tenéis!



Y como estamos en los tiempos que estamos, y además el espacio en casa cada vez escasea más, aprovecho para hacer un poco de publicidad y deciros que todas estas maravillas están en venta. Si a alguien le interesan, podéis dejar un comentario aquí o enviarme un correo. Veréis que en  las descripciones de los cuadros, además de las medidas y técnica, se incluye el precio (habría que sumar los gastos de envío). Y si alguien vive en Barcelona o cercanías, y le apetece verlos en directo, sólo tiene que preguntar.

Espero que os gusten tanto como a mí.

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