25

Los 25 son una edad de las que no apetece cumplir. Demasiado mayor para muchas cosas, demasiado jóven para otras... una tierra de nadie.

Cuando era pequeña, creía que mi vida a los 25 años sería diferente. Que tendría una carrera, un trabajo, una casa, y que habría dejado atrás los examenes, dudas sobre el futuro, trabajos mal pagados, etc. En cambio, cumplo 25 años y sigo en la misma carrera, mi trabajo hoy por hoy se puede considerar anecdótico, me encuentro muy lejos de tener mi espacio...

Si embargo, no sería sincera sino mirara atrás para ver también las cosas buenas. Tengo 25 años y una familia que me quiere y me apoya, unos amigos que no merezco y que han convertido el día en algo muy especial (con felicitaciones, mensajes, regalos... sentiros tan cerca sabiendo que muchos estáis lejos es reconfortante). Me miro ante el espejo y veo todavía a una chica, aunque los niños me llamen mujer o señora. Veo a esa chica, a gusto con todo lo malo, que ha aprendido de sus errores y de todos los obstáculos que han ido surgiendo, que ha sabido perseguir su meta, que ha sabido forjar una relación estable y sólida, que ha aprendido a quererse y respetarse.

Los cumpleaños para mí siempre son algo emotivo, a pesar de que sé que sólo son una fecha más en el calendario. Cumplir el famoso cuarto de siglo no podía ser menos... No hacer un pequeño resumen de estos años, dejar parte de mis antecedentes de esta historia clínica en blanco, me parecería absurdo.