Afortunadamente, además de terminar los examenes, los he terminado contenta. He ido bastante resignada a este examen, ya que aunque estudié bastante durante julio, en agosto le había dedicado pocas horas y no lo tenía tan fresco como los demás. Además, este año la dinámica del examen era diferente, y no sabía qué podía esperar.
Pero la benevolencia ha querido que fuera un examen lógico, esto es, preguntando los temas importantes y que, por lo tanto, más me había mirado. Obviamente había preguntas más rebuscadillas para las matrículas, y al repasar ahora en casa he visto que, cómo no, he tenido algunos despistes, pero creo que al aprobado llego.
Así que, las buenas sensaciones me acompañan y, hasta el lunes, es lo único que me importa. Después ya pensaré en lo que digan las notas, en las clases y otras cosas que no sean relajarme.
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