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1 añito de "Gripe y Calma"


Ha pasado ya 1 año desde que surgiera la excelente iniciativa "Gripe y calma", de la que me sentí orgullosa de participar como espectadora, y en la que no dudé en afiliarme en cuánto supe de ella. Por ello, y como tantos otros blogs harán hoy, publicamos este escrito conmemorativo.

¡Felicidades a la iniciativa, que además de ser excelente y muy apropiada, ha abierto la puera a muchas otras!

En la primavera y el verano de 2009, las noticias de los medios de comunicación sobre la denominada gripe A eran cada día que pasaba más frecuentes, alarmistas y agobiantes. El escenario que se pintaba era casi dantesco y las previsiones de las autoridades sanitarias apuntaban a una pandemia que segaría la vida de muchas decenas de miles de personas en todo el mundo. 
 
 Sin embargo, ya en agosto de 2009 se podía presumir que el desarrollo de la pandemia en el otoño-invierno boreal sería como el que había tenido lugar durante el invierno el hemisferio sur (Argentina, Australia, Chile, Nueva Zelanda, Uruguay y otros países) y en los últimos meses de la primavera en el hemisferio norte (Canadá, EE. UU., México y otros países). Tanto los datos epidemiológicos publicados, como nuestra percepción en el día a día, iban demostrando que la morbilidad y la mortalidad por gripe A eran menores incluso que las que correspondían a una epidemia gripal estacional habitual. Este benigno comportamiento contrastaba enormemente con el de las autoridades sanitarias, cuyos diversos y correlativos planes de contingencia (diferentes para cada comunidad autónoma) causaban un importante impacto en la organización de los servicios y en el coste sanitario, además de acrecentar la alarma social. De hecho, en las consultas de atención primaria se percibía un estado creciente de inquietud de la población. Ejemplos como consultas sobre el aborto voluntario para evitar daños con la epidemia de gripe o jóvenes asustados por la aparente especial susceptibilidad de éstos al “nuevo” virus, no eran raros en las consultas de medicina y enfermería.
Movidos por el cariz que estaban adquiriendo los acontecimientos, diversos profesionales del ámbito de la sanidad española (médicos de cabecera, pediatras, farmacéuticos, residentes de Medicina de Familia, estudiantes de Medicina y otros) cuyo único denominador común era el editar blogs y páginas web, decidimos tomar cartas en el asunto y agruparnos con el fin de buscar, analizar, elaborar y difundir información rigurosa y veraz sobre la pandemia de gripe A y sobre la respuesta más prudente y científica a la misma. 

 El movimiento empezó a mediados de agosto de 2009 y cuajó con el nombre, emblema y resumen de “gripeycalma”, pues lo que se pretendía era poner, ante la gripe A, tranquilidad en la población y los profesionales. El trabajo se llevó a cabo de forma coordinada utilizando nuevas tecnologías de comunicación en red, lo cual constituye una experiencia innovadora y quizá única en nuestro país. Como producto inicial del trabajo realizado, se difundió al unísono, tal día como hoy, en todos los blogs participantes en la iniciativa, un comunicado en el que se analizaba la situación epidemiológica y se proponían una serie de consejos dirigidos a la ciudadanía. Asímismo, se creó un blog (Gripe A: ante todo mucha calma) que sirvió como plataforma común del movimiento, desde donde se fueron poniendo a disposición de todos nuevos documentos (propuestas de organización, preguntas y respuestas), con traducciones a varios idiomas y en diferentes formatos (vídeo, presentación, hojas de divulgación, etc).

 El eco a la iniciativa fue inmediato e intenso. Se sumaron más blogs, tanto de profesionales sanitarios como de población general interesada en la salud, hasta llegar casi a las 200, y la página del grupo tuvo, en apenas 3 meses, unas 80.000 visitas. Y, efectivamente, en la práctica se logró transmitir por la Red, a través de las comunidades virtuales, el mensaje que se buscaba ante la gripe A, de calma y tranquilidad, de sosiego y racionalidad, tanto a la población como a los propios profesionales sanitarios. El impacto llegó incluso a las autoridades, que moderaron su respuesta.

El final de la historia se puede escribir y de hecho lo estamos escribiendo al cabo de un año del nacimiento de la iniciativa. La gripe A tuvo su pico de mayor incidencia a mediados de noviembre de 2009 y ha sido una gripe suave, con escaso impacto en morbilidad y mortalidad. La llamada a la calma tenía pues fundamento científico y poco a poco se fue desvelando que los escenarios apocalípticos no tenían razón de ser. Solo  esperamos que la experiencia de esta pandemia sirva para mejorar y manejar, de forma más eficiente y ponderada, crisis futuras, evitando, en la medida de las posibilidades, caer en un consumo desmedido de recursos – que siempre implica dejar de atender otros problemas – y en una desproporcionada oleada de pánico colectivo.

 Este texto cierra el primer episodio de la unión temporal de blogs y páginas de profesionales sanitarios y de otros relacionados con la salud en la Red. Muchas gracias a todos los que han colaborado de una u otra forma y a los que han visto y sentido a gripeycalma como lo que es: una iniciativa profesional que ha buscado ir más allá de nuestras consultas y puestos de trabajo. Solo hemos pretendido llevar un mensaje de sentido común y a la vez científico a la población y a los profesionales sanitarios, comunicar nuestro saber y entender sobre un problema de salud, en este caso ante la gripe A. Gracias al trabajo de muchos y al poder que nos brindan las nuevas tecnologías de la información, se puede decir que lo hemos conseguido.
“Unión temporal de blogs (UTB) Gripe y Calma”

Día Mundial del Asma: embarazo y asma (parte II)

Hoy, 4 de Mayo, es el Día Mundial del Asma... este año, recuperano el lema del año pasado "Puedes controlar tu asma".

El asma es una enfermedad muy frecuente (dicen que la enfermedad crónica más común, aunque tengo mis dudas), grave y con importantes repercusiones. Por todo ello, merece una entrada para hablar largo y tendido de por qué y cómo se produce. Sin embargo, hoy no toca esa entrada: os debía mi visión del caso de mamá (contra)corriente, así que aprovecho el día para hacerlo. ¿Recordáis de su historia? ¡Pues vamos allá!

De entrada, si hay algo a remarcar, es que la gente con asma (como con otras enfermedades crónicas) no siempre está sintomática: se pasan fases agudas seguidas de períodos estables donde sí, siguen exisitiendo los problemas (en el caso del asma, una hipersensiblidad y estrechamiento de los bronquios), pero en un grado tan leve que la persona no lo nota. Aún así, dado que el problema nunca desaparece del todo, se pueden producir descompensaciones causadas por algún factor desencadenante que, a veces no se conoce, pero que en el caso que nos atañe, parece ser el embarazo. Y un embarazo junto a una enfermedad de base, no es nada desdeñable.

Durante el embarazo se producen multitud de cambios en el cuerpo de la mujer, más allá de los que se pueden ver externamente. En nuestro caso, es importante ver que el feto, a medida que crece, empuja el diafragma hacia arriba, comprimiendo los pulmones... Eso hace que los pulmones vean su tamaño reducido (en realidad, el tamaño es el mismo, pero están comprimidos), movilicen un volumen menor de aire, etc. ¿Os imagináis que efectos tiene ésto en una persona con asma? Si de por sí se ven forzados a luchar contra una mayor resistencia (la inflamación y obstrucción de la via aérea) y le añadimos ahora que la resistencia aumenta y el aire es menor... ¡el ahogo es lo mínimo que pueden notar! Es fácil entender así que el embarazo pueda descompensar a la mujer asmática y empeorarle su cuadro.

En el caso de nuestra "mamá" se añadió otro factor clave: una infección respiratoria. Coincido con sus médicos en que debió ser una neumonía, dada la clínica que presentó (fiebre tan elevada, tos, dolor) y que hacerle una placa no hubiera servido para mucho y hubiese sido un riesgo innecesario para el bebé. Ya sabéis que las radiaciones no se aconsejan en el embarazo, porque pueden producir malformaciones y problemas en el feto; aún así, en casos de necesidad sí se hacen, pero en este caso no hubiera aportado nada (si viéramos la neumonía, sólo confirmaríamos algo que ya sabemos, y si no la viéramos no podríamos descartala del todo... además, el tratamiento sería el mismo en los dos casos).

Bien, ya tenemos dos causas de descompensación y empeoramiento: el embarazo y la infección. Recordemos lo que viene ahora "el fisioterapeuta respitatorio me advirtió, junto con el neumólogo que me atendió allí, de que respiraba muy mal, que apenas movía el diafragma y que, probablemente, la cosa se pondría peor conforme avanzara el embarazo y aumentara la presión"; efectivamente, por lo que ya os he explicado, al ir creciendo el feto el diafragma se desplaza cada vez más, y la presión en la caja torácica aumenta, dificultando la movilización del aire. Me parece muy, muy bien, que se incida en la fisioterapia respiratoria (pequeños ejercicios respiratorios) ya que, no sólo en el embarazo, puede ayudar mucho a las personas asmáticas a mejorar un poco su ahogo y evitar algunas complicaciones.

Pero, ¿qué pasa con el tratamiento? He estado revisando las guías de manejo más actualizadas, y en ninguna se aconseja retirar la medicación de base, es decir, que el consejo del alergólogo de dejarla, no lo veo para nada justificado. De hecho, durante el ingreso se utilizaron los mismos fármacos que se usan en situación normal, sin embarazo de por medio, porque ninguno está contraindicado durante la gestación o la lactancia. Y sí, creo que el hecho de dejarla al principio del embarazo contribuyó a esta agudización tan tremenda, porque el asma debe estar muy controlado durante estos 9 meses... y está claro que éste no lo estuvo al principio.

Finalmente, me parece obvio que la mejor decisión por parte de todos fue programar una cesárea, pues el esfuerzo del parto es agotador para cualquier mujer, pero más aún si no puedes respirar... Pensad que en cada contracción se genera una presión enorme, y coger y soltar aire en estas condiciones no es tarea fácil. De hecho, a media que llegaba el momento vemos que la situación empeoraba, que la mamá volvía a ahogarse y necesitar ayuda, así que fue una decisión muy sensata.

¿El miedo a las infecciones? Me parece muy comprensible. ¿Acaso no tendríais miedo vosotros? Si estáis viendo que estando "sanos" (sólo con asma) ya lo estáis pasando mal... sumadle una infección que puede ser perjudicial para los dos, ¡cualquiera querría salir de casa y más con el alarmismo que había por ese entonces con la gripe A!

Lo que cuenta ahora, eso sí, es que mamá y hijo están bien y preciosos (doy fe de ello); es una pena que el recuerdo del embarazo sea ahora tan negativo pero con el tiempo, estoy segura, se difuminará y quedarán los buenos momentos.

Vuestra historia clínica: Asma... y embarazo (parte I)

Recupero esta sección, la vuestra, con una de las primeras historias que me llegó de manos de la mamá contracorriente favorita de la red, Eva. Su historia combina dos situaciones muy habituales, el asma y el embarazo, cada una complicada de por sí pero, ¿qué pasa cuándo suceden a la vez?, ¿cómo afecta una al desarrollo de la otra?

Como siempre es mejor una opinión directa, os dejo hoy con las palabras de Eva y, en esta semana, escribiré la segunda parte de esta historia con mi visión más aburrida "teórica". ¿Nos acompañáis?

Me diagnosticaron asma a los 12 años, aunque recuerdo que los síntomas venían de antes. A los 4 años tuve síndrome nefrótico, que remitió solo a los 10 pero, desde entonces, he tenido lo que se llama "una delicada salud de hierro". Soy la típica persona que coge cualquier virus que sobrevuele mi entorno y he tenido y tengo un montón de achaques, ninguno trascendental (toquemos madera), por lo que tengo toda la intención de vivir 100 años (o más). Aunque he pasado malas rachas con el asma, nunca lo he considerado algo tremendamente grave o preocupante. 
No sé si les pasará lo mismo a otros pacientes con enfermedades crónicas. En mi caso, me tomo mi medicación como una autómata y aun cuando tengo etapas peores, no reparo en ello. He aprendido a convivir con él y me permite llevar una vida casi normal. Así que nunca pensé que fuera a marcar mi embarazo de una forma tan radical.

Mi madre tuvo un embarazo fabuloso y un parto aún mejor, así que ese era mi referente. En los primeros meses no me cuidé especialmente, salvo, eso sí, dejar de tomar la medicación que tomaba del asma, por recomendación de mi alergólogo. Según mi neumóloga (profesional al que he acudido ahora, no antes o durante el embarazo) ese fue el error de base... Sea como sea, con 16 semanas de embarazo cogí unas anginas y de un día para otro (literal) me encontré con que no podía respirar, me dolía muchísimo el pecho, tenía una tos cogidísima y casi 38 de fiebre. Mal me debí ver porque cuando acudí a urgencias ya tenía bastante en mente que me iban a ingresar. Y así fue: estuve dos semanas ingresada en neumología, porque aquello no remitía ni con Urbasón (San Urbasón, hasta que me quedé embarazada!). Presuntamente fue una neumonía (presuntamente porque no se atrevieron a hacer placas para confirmarlo).

Me dieron de alta con 18 semanas de embarazo. El fisioterapeuta respitatorio me advirtió, junto con el neumólogo que me atendió allí, de que respiraba muy mal, que apenas movía el diafragma y que, probablemente, la cosa se pondría peor conforme avanzara el embarazo.y aumentara la presión. Las dos primeras semanas en casa fueron malísimas. Me ahogaba incluso sentada en el sofá y si no volví a urgencias fue para que no me volvieran a ingresar. Afortunadamente, con 20 semanas experimenté bastante mejoría y aunque seguía muy limitada (no podía ni frotar la placa, por ejemplo), por lo menos puede ir haciendo una vida medio normal. Me mandaron tomar Pulmicort, un medicamente que parece ser compatible con el embarazo pero que yo ya conocía de antes por el escaso efecto que a mí me hacía.

Sobre las 24 semanas empecé a ahogarme de nuevo y así continué hasta el final, añadiéndole achaques nuevos derivados del tamaño de la tripa. Tomaba ventolín a espuertas y si no tomaba más era por el niño. Para evitar tomarme un bote de diario me pasaba el día tumbada, mirando el techo. En ese momento empezaron a morir personas de la gripe A, empezando por una embarazada supuestamente asmática. Me encerré en casa; no quería ver a nadie, todos me parecían posibles portadores de virus. Estaba muy muy asustada. Ahora entiendo por qué hay gente que se deprime cuando padecen una enfermedad limitativa. No es tanto por la enfermedad en sí, sino por cómo te hace sentir. Sentirse enfermo, sentir que uno está completamente limitado por su enfermedad, es terrible. Y el asma...el asma es una de esas enfermedades de vagos, una enfermedad silenciosa, que nadie acaba de creer, lo que añade más sufrimiento si cabe. 
Con 36, casi 37 semanas, cogí un pequeño resfriado, a pesar de estar encerrada en casa. Lo suficiente para tener que volver a urgencias. La cosa se complicaba porque cuánto peor respiraba, más se aceleraban las contracciones y más rítmicas se hacían.  Creo que mi cuerpo estaba hasta el moño de aguantar esa presión tan grande en los pulmones y quería "soltar lastre" cuanto antes. En el hospital me ofrecieron ingresarme para valorar la evolución del asma y del embarazo, puesto que existían dudas ya más que fundadas de que no era muy recomendable que en mi estado hiciera el esfuerzo físico de dar a luz por vía vaginal. Perdí el tapón, tenía el cuello del útero borrado al 70% y la cosa parecía más que inminente. Clasificaron mi parto como de "alto riesgo" y no me dieron más de una semana para que se pusiera en marcha.

Ante la posibilidad de tener un parto traumático, que probablemente hubiera terminado en cesárea (nadie conoce más su cuerpo que uno mismo) decidí junto con mi ginecólogo programar una cesárea y no dar lugar a ponerme de parto. Fue la mejor solución. El resto ya lo sabeis porque ya os lo he contado.

Tres meses y pico después de aquello, estoy mejor, pero no estoy repuesta. Lo peor, insisto, no es  seguir tocada del asma. Lo peor, sin duda, es lo enferma que me he sentido, el miedo que he tenido por mi vida y la de mi hijo, lo limitadísima que he estado. Más de la mitad del embarazo del sofá a la cama y de la cama al sofá mina la autoestima de cualquiera y, desde luego, afecta a todas las personas del entorno, empezando por mi marido. Es un tema que me pone muy triste. Siempre quise tener una familia numerosa, al menos tres hijos, decía yo. Pero a día de hoy tengo muchísimas dudas sobre si quiero pasar otra vez por algo así. Y eso me hace sentir de nuevo enferma, pues nunca pensé que esto pudiera dificultarme un embarazo como finalmente lo hizo. Reconozco abiertamente que este tema me ha marcado muchísimo y, en cierta medida, me ha traumatizado. Voy a tardar en olvidarlo...
Desde aquí, Eva, muchísimas gracias por compartir tu historia, y por la naturalidad y sinceridad con que la explicas.

El rap de la Gripe A

¿Creíais que lo habíais escuchado todo acerca de la Gripe A? Pues me apuesto algo a que pocos conocéis este vídeo del Dr.Clarke (más conocido ahora como the hip hop doc), el director médico de los Ferrocarriles de Long Island (US).

¿Cómo surgió la idea de este vídeo?  La idea nació el verano pasado del Departamento de Salud de EUA, donde planteaban iniciar una campaña informativa sobre el virus H1N1 destinada, sobre todo a los jóvenes. Para ellos, los responsables del Departamento pensaron que la mejor opción para lograr su objetivo sería realizar un vídeo, y para ello organizacon un concurso público.

Después de más de 200 propuestas, éste fue el vídeo ganador:




... y parece que el Dr.Clarke le ha cogido el gusto a cantar, porque en YouTube ya corren más vídeos sobre otras enfermedades.

Segunda opinión

Hoy voy a ser breve y os voy a dejar sólo un link. Si creéis que lo sabéis todo, o que no sabéis nada sobre la gripe A, éste es el momento. Como no podía ser menos, yo también quería dejar mi punto de vista sobre el tema... pero es que en Mondo Médico lo han hecho tan bien, que es mejor que lo leáis vosotros mismos.

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