El precio de la formación

¿Sabéis lo que cuesta la inscripción a un congreso?, ¿o los precios a los que ascienden la mayoria de cursos para médicos? Desde luego, no lo que puede pagar un residente. ¿Sabéis que los hospitales tienen un dinero asignado para nuestra formación?, pero, ¿sabéis que intentan ahorrárselo siempre que pueden? Entonces, ¿quién paga la formación médica? Efectivamente, las empresas farmacéuticas.

A pesar de que siempre he sido consciente de este problema, cuando todavía era estudiante me maravillaba con la tenacidad de gente como Emilienko o Enrique Gavilán, tan poco dados a aceptar "regalos" de las farmacéuticas. En mi mundo utópico, pensaba que yo también podría mantenerme fiel a mis ideales porque sí, ése es el precio de mi formación: renunciar a mis convicciones.

En lo que llevo como residente, he asistido a dos cursos (el último esta misma semana en Madrid, ya intentaré comentaros algo más) y me he inscrito al Congreso Nacional de Medicina Interna, donde tengo que hacer una comunicación oral. ¿He pagado algo de todo esto?, ¿lo ha pagado mi hospital?: la respuesta es no en ambos casos. ¿Hago bien entonces en aceptarlo?: la respuesta, quiero creer, es sí y no. Sí, porque con ello estoy mejorando mi formación, mi currículum y, por lo tanto, intentando ser mejor médico; no, porque eso podría llevarme a un conflicto de intereses... que es con lo que juegan estas empresas.

Porque todo esto no es gratis, sino que se da a cambio de que, llegado el momento, recetes el fármaco de la empresa que te ha pagado en detrimento de otro. Por suerte, al menos a mi nivel, nadie controla esto. Es decir, que yo puedo aceptar estos regalos (de la misma forma que muchas veces nos ofrecen libros, complementos, cenas, etc.) sin que eso condicione mi forma de prescripción. Pero, ¿no es la línea de la moralidad y la ética demasiado fina aquí?

Me siento mal aceptando estas cosas, no puedo evitarlo, a pesar de que sigo recetando lo que me parece mejor para el paciente en cada situación (y sí, a veces ha coincidido con un fármaco de la empresa en cuestión, aunque quiero creer que lo hubiera elegido aunque no me pagaran nada). Pero, por otro lado, yo no puedo costearme estas cosas, y pasarán años antes de que pueda hacerlo. Entonces, ¿qué debo hacer? Supongo que seguiré como hasta ahora, aceptando lo imprescindible y no condicionando mi forma de prescripción pero, entonces, ¿por qué me siento siempre tan mal?

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Cotrimoxazol 9 de octubre de 2011, 13:19  

Yo,como humilde estudiante, hice un post hace tiempo sobre el papel de las farmacéuticas respecto a los médicos: http://cotrimoxazol.blogspot.com/2011/02/es-etico-aceptar-propaganda.html

Es cierto que cuando aún no estás metido "en el ajo" (como es mi caso), es muy fácil decir que no vas a aceptar nunca jamás regalos de los laboratorios, pero según lo que tengo vivido en mi casa desde siempre (mis padres médicos), muchas veces no queda otra que ceder ... ¿quién sino va a financiar un congreso a un residente?

Lo que sí que me parece muy mal son estos médicos que aceptan e incluso presionan a los representantes de las farmacéuticas para conseguir regalos/cenas/viajes por la cara.

Veremos qué pasa cuando llegue a residente. Pero mi opinión es que no deberías sentirte mal, es algo así como ley de vida.

Marta 9 de octubre de 2011, 15:56  

porque en el fondo sabes que sí hará que alguien prescriba el fármaco sin haber confirmado que es realmente mejor que otro... (o a pesar de que sea igual que otro más barato)

es que es eso, la ética de fondo es como tú dices, muy precaria : /

lo único "bueno" es que mientras las farmacéuticas sigan moviendo dinero, seguirán investigando y, tal y como están las cosas, parece que el dinero privado es mucho más seguro de lo que invierta el estado en formación e investigación

al menos tú tienes las cosas claras y sabes por qué haces lo que haces y tus principios :)

besos!

Nebulina 9 de octubre de 2011, 16:23  

Yo también estoy en contra de la financiación por farmaceúticas, como tú...creo como Emilienko, Enrique Gavilán o Vicente Baos, que es posible. Difícil, pero posible. Ahora que no culpo a quien lo ahce porque está claro que los sueldos no son nada del otro mundo, desde la barrera todo se ve muy fácil y llega un punto en el que es imposible acudir.
Ahora...que también hay que pensar por qué resultan tan caros los congresos y quien se beneficia al final de ello.
Un beso!

FernandoG 9 de octubre de 2011, 17:41  

En primer lugar. Un placer poder dar una opinión en tu Blog. Yo también hice medicina interna y ahora trabajo como médico de familia.
Cuando yo llegué a esto, hace treinta años, el único que sabía medicina, aunque no tuviese ni "puta idea" era el médico. Eso me dijo un tutor.
Entonces la mayor parte de la información científica, a veces solo en forma de un nuevo producto y una nueva marca era la industria farmacéutica. El representante, ahora llamado delegado, daba pichigüilis, chorradas, a los residentes, mientras sabías que a los adjuntos les pagaba cosas más caras, importantes, y cuando sabías de un libro que les habían dado a ellos, aunque el que lo quería eras tú, ibas a pedir el favor.
La cosa ha cambiado tanto que la formación la podemos hacer sin necesidad de estas migajas, gracas a internet.
Y podemos por ello tomar actitudes extremas por un lado o por el otro. Ni recibir, o saludar educádamente, marcando distancias y sabiendo que cuando les aceptas un pendrive que entregan en la mano, que cuesta euro, no estás "vendiéndote" y que no te pueden pedir nada
Ahí ando yo.
Lo de los congresos no valen lo que cuestan. Son la forma de financiación de las llamadas sociedades científicas. Lo bueno de la crisis es que estos lleguen a tener un precio razonable, porque la industria va a dejar de pagarlos.
A Barcelona no fui yo hace dos o tres años, porque costaba 1500 euros, y yo no lo valgo.
Un saludo y mucha suerte.

José Manuel 10 de octubre de 2011, 8:07  

Yo ya soy algo mayor, en mi vida profesional desde MIR, pasando por adjunto y luego por Gestor, siempre he tenido precaución, por no decir miedo, a esas relaciones. Me asusto, cuando los modelos de relación no están claros, por eso siempre he intentado evitarlo. En los últimos años entre en la Sociedad Científica de mi gremio, "la Gestión Sanitaria" y no he tenido más remedio que presentar mi dimisión. Es una alucinación lo que alguien es capaz de realizar, por un viaje, o una cena. Creo que es un modelo caduco, busca en la red, existen muchos foros de gente comprometida y dispuesta a compartir y a formar por convicción, no por dinero. Un saludo y una larga y fructífera carrera.

Frank Lhermitte 10 de octubre de 2011, 9:06  

A mí también me pasó cuando empecé la residencia.

Los cantos de sirena son bastante sonoros y atrayentes. Cuando eres R1 no tienes ni idea de nada, de cómo es la medicina en general. En cuanto empiezas a trabajar un poco, en tu especialidad y en Urgencias, se empieza a ver las cosas de forma global y te das cuenta de lo mucho que queda por aprender.

Sin embargo, en cuanto van pasando los meses de residencia descubres páginas webs con enlaces a estudios que son de tu interés (tipo Medscape.org ), adquieres un mínimo de manejo del paciente, y es ahí cuando empiezas a entender de forma crítica a la industria farmacéutica.

Es ahí cuando empiezas a discernir entre lo importante, lo relevante y lo interesante. Descubres cosas como que tu hospital ofrece formación continuada de calidad, o las maravillas de tu colegio de médicos.

Sinceramente, sólo he echado de menos perderme la oportunidad de ir a un congreso, que ofrecía un laboratorio, porque iban muchos amigos y conocidos, no porque fuera importante para mi formación. Uno siempre acaba sabiendo dónde buscarse las habichuelas ;)

Te invito a hacer una entrada similar a ésta dentro de un año, explicando si ha variado mucho o poco tu opinión al respecto.

BlackZack 10 de octubre de 2011, 21:30  

Imagino que la cuestión es sentarse y valorar los pros y los contras. Como todo en la vida, no es ni blanco ni negro, no puede ser un "SÍ" ni un "NO" tan rotundos como para merecer las mayúsculas.

Emilienko 11 de octubre de 2011, 16:26  

Mi muy querida Anna,

desde ya te digo que no puedes luchar sola contra el sistema. Sin embargo, la denuncia pública que haces de una situación que te parece injusta ya es loable. Gracias por la mención, pero debo reconocer que en dos ocasiones he consentido que me patrocinen formación organismos privados. En ambas situaciones ha sido porque no se me ha permitido pagar los costes y no podía renunciar a oportunidades formativas importantes que me situarían en inferioridad respecto a la mayoría de mis compañeros. ¿Entonces qué? ¿Renunciar o transigir?

La respuesta es renunciar cuando se pueda y cuando no sea posible, criticar educadamente la situación. Espero que puedas ir a las jornadas de Farmacriticxs en BCN. Yo, no podré.

Sophie 18 de octubre de 2011, 19:35  

Anna, como R2 yo me hago esa pregunta constantemente, sobre todo cuando en mi servicio está establecido como "objetivo a cumplir" que los residentes vayamos a determinados congresos todos los años, a determinados cursos todos los años...y me encuentro con que la inscripción a un curso son 500 euros, aparte el alojamiento y el transporte, en un momento en el que no me lo puedo permitir. ¿Qué hago en ese momento?
Herramientas hay, bastante. Hay libros, hay cursos muy buenos ofrecidos por el hospital (no estoy muy al tanto de los ofrecidos por los colegios médicos) y los congresos, al final, terminan siendo más una oportunidad de conocer gente de otros hospitales, "hacer contactos y amigos" que te puedan venir bien para cuando termines la residencia y busques trabajo, como le pasó a un compañero que terminó la residencia y encontró un hueco gracias a esa red de contactos.

Anónimo 10 de noviembre de 2011, 22:14  

Si la relación de dependencia surge a partir de la asistencia a los congresos, lo que habrá que hacer es plantearse la posibilidad de prescindir de ellos.

La pregunta que surge entonces es: ¿son necesarios los congresos para mi formación? Yo, desde fuera, creo que no. He visto a otros prescindir de buena parte de ellos en su formación MIR, y bajo mi punto de vista siguen siendo médicos geniales. Tal vez en la formación quirúrgica sean más necesarios, pero en las médicas... Las redes de aprendizaje no institucionalizado vía internet son enormes.

Lo difícil es crear caminos de la nada. Aunque siempre se puede acudir a gente que ya inventó los suyos, para inspirarte (cuña publicitaria para la gente de No gracias y farmacriticxs aquí)

Yo creo que se puede, ahora bien, como dice un gran resi de familia (1palabratuyabastaraparasanarme.blogspot.com): llegar se llega, aunque cuesta el doble.

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