La mujer del autobús 64


A veces una tiene un mal día y se despierta con historias tan bonitas como esta. Historias de gente que se preocupa por los demás, que le dan a una fuerzas para seguir confiando en la humanidad y esbozar una sonrisa.

Así que desde aquí, y gracias a Txispas, os dejo la historia de Montse Ventura, para intentar ayudarla en su búsqueda. Ésta carta apareció como Carta al Director en La Vanguardia, donde Montse la mandaba con la esperanza de que la mujer del autobús 64 la leyera...


Casualidades. O ángeles de la guarda. "Yo debo tenerlo, porque su advertencia me salvó la vida".

A Montse Ventura la casualidad o su ángel de la guarda, según se prefiera, la llevó a coincidir en el autobús 64 con una mujer muy experta en tumores de hipófisis –que provocan enfermedades raras y afectan al crecimiento de los tejidos– que se atrevió a decirle que se hiciera un análisis. Operada con éxito, busca a esa mujer a través de una carta a La Vanguardia para darle las gracias. "Debía saber mucho, porque los endocrinólogos que luego consulté reconocieron que los signos que ella detectó en mí eran muy sutiles, casi imperceptibles", asegura Montse Ventura. Ex maestra, 55 años, viuda, madre de dos hijas independientes, voluntaria con un grupo de jubilados y con niños con dificultades, senderista y muy muy sana, "apenas un poco de hipertensión que achaqué a la edad y a la que no di mucha importancia".

En el 64 ella y su grupo de jubilados volvían de ver el museo de Pedralbes. Montse hablaba y hablaba y notó cómo esa mujer "más o menos de mi edad, pelo rizado y castaño, delgada, es lo que recuerdo", no le quitaba ojo. Hasta que se le acercó y le pidió hablar aparte. "Me pidió perdón por lo que me iba a decir y me contó que me había estado observando y que tendría que hacerme una analítica. Sacó un papel y anotó dos cosas. "Aún estás a tiempo", me dijo. Le pregunté qué me había visto y me contó que había tenido dos casos en su consulta con los mismos signos que yo, pero que en mí estaban aún poco desarrollados. Me señaló el labio inferior más grande, la nariz, las manos, me preguntó si había cambiado de tamaño el calzado y mis dientes separados. "Ah, no –le dije–, yo tuve los dientes siempre así". Y de los pies, no supe qué decirle, porque siempre voy con calzado cómodo. Estaba tan sorprendida que no le pregunté su nombre y ya bajaba en la siguiente parada".

En el trocito de papel que cree tener guardado por algún sitio, estaba apuntado hormona de crecimiento y somatomedina-C. "No me dio mal rollo. Era una persona agradable y educada que inspiraba confianza". Pero guardó el papel y lo dejó pasar. Un mes después pidió que le incluyeran ambos conceptos en la analítica de la revisión ginecológica anual. Todo bien. Salvo los dos extras: "Estaban muy alterados". Su hormona de crecimiento triplicaba la actividad normal. Su ginecólogo le confesó que no sabía interpretarlo y empezó un peregrinaje por endocrinólogos y por internet. Así supo que no era ninguna tontería y que sus signos faciales y en manos y pies eran realmente sutiles y difíciles de interpretar como un tumor de hipófisis, lo que temía su ángel experto.

Una resonancia localizó un pequeño tumor de 7 milímetros en una glándula de apenas un centímetro de altura. "Era muy pequeño, pero estaba mal colocado, en la cavidad cavernosa, por donde pasan mil nervios y junto a la carótida. Así que cuando decidí en las manos de qué neurocirujano me ponía, este me dijo que me operaban ya, sin demora, porque había riesgos". Si esperaban, podía provocarle una hemorragia dentro del cerebro o ceguera, "como le pasó a un miembro de mi agrupación". Dudaba. Su hija pequeña se casaba en septiembre y le proponían operarse en junio. Y al final aceptó. La operaron por la nariz y todo salió bien. En septiembre hubo boda con una especial alegría por tanta suerte.

A Montse Ventura la conocen ya en varios hospitales como la mujer del autobús. Entre los expertos en hipófisis esta no es una historia extraña. "Muchos saben de su acromegalia, una enfermedad realmente rara, porque alguien le advierte de esos signos", explica la doctora Irene Halperin, endrocrinóloga en el Clínic. Estos tumores benignos se suelen detectar muy avanzados, cuando ya inciden en el corazón o los riñones. La hipófisis regula una larga lista de glándulas y fabrica la hormona del crecimiento y cuando un tumor la altera, suministra mucho más de lo necesario y agranda toda clase de tejidos. Cuando da la cara, a menudo las lesiones son irreversibles. Esta vez no.

7 firmas:

Unknown 28 de octubre de 2009, 16:52  

PD. La mujer de la foto es Montse ;)

Nebulina 28 de octubre de 2009, 19:47  

Cuando vi el titular "busca a su angel de la guardia" en televisión pensé "menuda gilipollez" al escuchar la historia...por cosas como esta somos médicos no? :)

Ana 28 de octubre de 2009, 21:36  

Todo es estar en el momento indicado en el sitio adecuado, a veces las casualidades son sorprendentes ;) Un saludo

Unknown 29 de octubre de 2009, 12:40  

Sí chicas, la verdad es que como "médico" no lo veo tan sorprendente... Es decir, que no me parece tan complicado diagnosticar a esta mujer de acromegalia,menos aún si no es endocrino.
Pero lo que me parece bonito de la historia es que una persona se acerque a otra totalmente desconocida para decirle algo que quizás pueda molestarle. Decirle algo que, si desconoce, la salvará la vida.

Saludos a las dos!!

carmncitta 29 de octubre de 2009, 21:13  

qué historia tan bonita :D

Frank Lhermitte 29 de octubre de 2009, 22:53  

¡Hola! Gracias por tu amable comentario en mi blog. Le he echado un vistazo al tuyo y tiene muy buena calidad, además de todo el trabajo que deben haberte conllevado las modificaciones a la plantilla.

Eso sí, cuando te vayan quedando pocos meses para el MIR ya verás cómo acabarás programando los hilos con meses de antelación ;-)

Y lo que le ha pasado a la mujer de la noticia, ¡es como tocarte la primitiva tres veces!

Si te gustan los blogs médicos debes pasarte por el de un amigo que es R2 de otorrino: http://emilienko.blogspot.com/ Seguro que también te gusta.

PD: Te añado a mi lista de blogs médicos interesantes y me suscribo a tu Rss vía Google Reader ;-)

¡Saludos desde el Sur!

Esther 11 de agosto de 2010, 12:34  

A nosotros esta historia nos la contó Juanmi en clase d Endocrino!!! Es fascinante, me quedé impresionada!! ^^

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